Investigación Periodística


Los transgénicos sobre la mesa


Diversos estudios indican que los alimentos transgénicos podrían producir severos daños en la salud humana. A pesar de las posturas a favor y en contra, diferentes agrupaciones luchan por el etiquetado de éstos productos genéticamente modificados.



Los alimentos son imprescindibles para la vida, suministran al organismo los nutrientes y energía necesarios para mantenernos saludables. Pero actualmente, mientras algunos creen llevar una alimentación sana y natural, en realidad ignoran que muchos de los alimentos que ingieren diariamente, son los denominados transgénicos.
Para quienes aún desconocen este término, un transgénico es un organismo genéticamente modificado (OGM), por medio de técnicas utilizadas por la biotecnología o ingeniería genética. Éstas consisten  principalmente en aislar segmentos de ADN de un ser vivo (virus, bacteria, animal, etc.), para luego introducirlos en el material hereditario de otro, con el fin de obtener cultivos resistentes a herbicidas, plagas, insectos, condiciones ambientales desfavorables, enfermedades; y a su vez, se espera que aporten mayores cualidades nutritivas.
Si bien los estudios que deben garantizar la fiabilidad de estas técnicas indican que estos procedimientos son seguros, cabe destacar que la mayor parte de estas investigaciones, no sólo han sido financiadas por la propia industria, sino que sus protocolos estadísticos son enormemente cuestionables. A esta “desprolijidad”,  se agrega que numerosos científicos alrededor del mundo, aseguran  haber comprobado que los ali­mentos transgénicos producen daños severos en la salud. Entre estos daños se desta­can enfermedades como el cáncer, aparición de nuevas alergias, infertilidad, alteraciones del sistema endocrino, defectos congénitos, etc. El etiquetado es otro de los temas en discusión, donde el dilema se enfoca en el derecho de las personas de conocer el origen de los alimentos y si se respeta el derecho constitucional de los consumidores a la información.
A partir de nuestra investigación, ponemos al descubierto que la mayoría de consumi­dores argentinos carecen de la información necesaria para saber si los alimentos que ingieren diariamente son transgénicos, a la vez  muchos desconocen los riesgos que potencialmente podrían producir en la salud.




Transgénicos en Argentina

La introducción, de manera antidemocrática y encubierta, de alimentos transgénicos en Argentina comenzó en el año 1996, siendo el principal producto modificado la soja que ya cubre más del 75% de la superficie total Esta introducción se estableció sin ningún tipo de consulta al pueblo y sin ninguna discusión parlamentaria aprobando dicha inserción y, peor  aún, sin ningún tipo de estudio de impacto ambiental y de impacto en la salud humana. Además de la soja existen otros tipos de alimentos agrícolas que están siendo modificados genéticamente como es el caso de los tomates  “Larga vida"  que han recibido genes de pez para prolongar su vida en las góndolas de los supermercados y remolachas que han recibido el gen anticongelante de otro pez, lo que les permitiría resistir  las bajas temperaturas de zonas frías.

El Gobierno junto con su gabinete se reunió con directivos de la empresa  Monsanto, quienes le anunciaron el plan de inversiones que realizarán en el país. Así  como lo menciona Cristina Fernández de Kirchner: “Hace unos instantes estuve con Monsanto, que nos anunciaba una inversión muy importante en materia de maíz (…) Y además estaban muy contentos porque Argentina hoy está –digamos – a la vanguardia en materia de eventos biotecnológicos”. Ésta inversión se dará con el establecimiento de dos nuevas plantas de producción de maíz OMG, en las provincias de Córdoba y Tucumán cuya inversión ascendería a unos 1.500 millones de pesos y 1.700 millones en  Investigación y Desarrollo local y que según la presidenta: “… va a ayudar a la concreción de nuestro plan, tanto agroalimentario 20-20, como nuestro plan también industrial. Y me decía (Monsanto), hoy, su titular que les había impresionado mucho el apoyo que nuestro Gobierno estaba dando a la ciencia y a la tecnología. Tengan ustedes la certeza que vamos a seguir en la misma línea”. 

Si estos alimentos OMG no afectan, propiamente, a los argentinos y que además dichos productos, llenos de residuos de herbicidas y químicos tóxicos, forman el 80% de productos exhibidos en las góndolas de los supermercados... ¿Por qué esta corporación no permite el etiquetado de estos productos para que el consumidor sepa qué tipo de alimento está sobre su mesa?




Si bien la mayor inserción de las modificaciones genéticas se vio en el área agrícola también podemos observar que en el área ganadera se ve la introducción de manipulaciones de genes. Es el caso de la vaca “ROSITA” creada por  técnicos del INTA y la Universidad Nacional de San Martín convirtiéndose en el primer bovino en el mundo que produce “leche maternizada”,  ya que se le incorporó dos genes humanos que  representan proteínas  en la leche humana que son la lisozima y lactoferrina de gran importancia en la nutrición de los lactantes. No obstante, "Esta investigación no busca reemplazar el vínculo madre--hijo, sino que está destinada a aquellos lactantes que, por distintas razones, no tengan acceso a la leche de sus madres", dijo el bahiense Germán Kaiser, que participó del proyecto. Sin embargo, a diferencia de la corporación  mencionada con anterioridad que este proyecto ganadero no va a ser instalada en las góndolas de los supermercados hasta que concluyan los estudios que indiquen que es apta para el ser humano como lo menciona Mucci, uno de los investigadores, "aún quedan estudios específicos por realizar que confirmen que la leche es activa y saludable para el consumo humano".

Argumentaciones a favor y en contra

Quienes defienden los alimentos GM, suelen tener argumentos consistentes, pero  la mayoría de las veces apuntan a las ventajas económicas que supuestamente se obtienen mediante la utilización de esta tecnología. En una entrevista realizada a la Ingeniera en Alimentos: Konstantina Michalopoulos, la misma nos afirma: “Las ventajas se pueden sintetizar en menores pérdidas y mayores ganancias para los productores. A  través de los alimentos transgénicos, se le puede otorgar valor agregado al producto: mejor resistencia a las plagas y a las sequías, tolerancia a los herbicidas, mejoras en la calidad organoléptica (que se traduce en mayor aceptación por parte de los consumidores), y modificar el contenido del alimento”. Además, la ingeniera asegura que estos alimentos fueron evaluados correctamente y que no suponen un peligro para la salud.

Sus detractores, en cambio, dicen que numerosas investigaciones demuestran lo contrario, pero que los intereses de empresas poderosas, ponen en duda el valor de las mismas. Estos grupos no sólo cuestionan los peligros para la salud humana, sino también para la ecología. Un informe elaborado en 2009, por la reconocida organización ambientalista Greenpeace, asegura que Se evidencia un incremento de la contaminación en los alimentos por un mayor uso de productos químicos en la agricultura lo cual podría causar diversas enfermedades que en estos últimos tiempos se han visto acrecentadas, como el cáncer.

Por otra parte, El Dr. Gilles-Eric Seralini  Catedrático de Biología Molecular, quien trabajó durante 9 años para el Gobierno francés evaluando los efectos de los transgénicos en la salud, dice al respecto: “Los alimentos GM impiden que los órganos y las células funcionen bien”, y no tiene dudas de que muchos de los casos de cáncer e infertilidad, están relacionados con los productos químicos que ingerimos con la comida. “Los gobiernos saben que hay problemas con los OGM, pero si publican los resultados de los análisis, resultará que todo lo autorizado hasta el momento ha sido un error de graves consecuencias”, dice Seralini.




El Pro y Proyecto Sur piden el etiquetado de transgénicos


El proyecto fue presentado el 2 de Mayo, de este año, en conjunto por la diputada del PRO, Soledad Martínez y Jorge Cardelli de Proyecto Sur con el apoyo de Mauricio Macri y Pino Solanas. Ambos legisladores pertenecientes a fuerzas políticas decidieron unirse fundados en una preocupación común: Los alimentos procesados con transgénicos o los transgénicos en sí mismos, son comercializados sin ningún tipo de aviso para los consumidores que desean una dieta saludable y libre de residuos de herbicidas u OGM. Por esta razón y en un acto de nobleza, ambos diputados firmaron la iniciativa que obliga a etiquetar los productos advirtiendo y enterando al pueblo. La legisladora del Pro ya había presentado este proyecto hace dos años, pero en la Comisión de Agricultura y Ganadería, jamás se trató la iniciativa pese a que era la comisión cabecera para emitir dictamen.


El objetivo de la ley expresa textualmente que todos los productos exhiban una etiqueta perfectamente visible y accesible en la que señale: "Alimento elaborado con organismos genéticamente modificados”. Garantizando el derecho a la información de los ciudadanos, sobre productos y alimentos para consumo humano y animal, en cuya elaboración y o producción se hayan empleado ingredientes o aditivos de orga-nismos genéticamente modificados, a fin de evitar los eventuales riesgos o reducir los posibles daños que de estos productos pudieran derivarse para la salud humana.

¿Qué es Monsanto?


Monsanto se presenta como una empresa multinacional estadounidense agrícola que “ayuda a producir productos más sanos”, es además  líder mundial en biotecnología; el 90% de los organismos genéticamente modificados, en la tierra, son suyos. Dando como resultado productos comerciales claramente perjudiciales para la naturaleza y el ser humano como son el PCB, los OGM, el Agente Naranja, la Hormona bovina o Somatotropina bovina y su popular Roundup (Glifosato). Con políticas,  ideologías e historia puramente capitalista, su único objetivo es el beneficio económico. Marie Monique Robin, directora de el documental <El mundo según Monsanto>, producido por Arte France, Office national du Canadá y WDR, explica como han llegado incluso a patentar la base de la vida, el ADN. Modificando genes de plantas se han conseguido adjudicar no sólo la patente de las semillas modificadas, sino también de la descendencia de estas plantas, pudiendo así obtener grandes beneficios económicos y un gran control sobre el mercado, mientras se expanden sus semillas modificadas (transgénicas) por todo el planeta. Introduciendo los OGM  han decidido ponerle precio a la vida,cuando la riqueza de la biodiversidad siempre ha sido un patrimonio de los pueblos y nunca ha tenido propietarios que pudieran cobrar a un campesino por utilizar las semillas de sus propias cosechas. La semilla, además de ser un insumo clave para los productores es la base de la soberanía alimentaria: no pueden pertenecer a unos pocos en detrimento de la inmensa mayoría.

<Con el etiquetado, las personas sabrían lo que están comiendo y se podría establecer el rastro de los alimentos transgénicos en la salud de los seres humanos, sin la etiqueta cualquier reacción alérgica causada por un OMG podría ser atribuida su causa a cualquier otra variable o factor >


Transgénicos en el mundo


 Los cultivos genéticamente modificados continúan su ola de crecimiento; los países más importantes en la producción de materias primas transgénicas son Canadá, EE.UU, Brasil, Argentina, India y China, quienes siguen avanzando en el desarrollo de la biotecnología agrícola. Monsanto tiene presencia en más de 46 países pero no así en  Hungría,  Suiza, Austria, Grecia, Luxemburgo y Bulgaria, países que han rechazado su presencia.

Francia prohíbe temporalmente el cultivo de maíz transgénicos hasta obtener los resultados científicos encargados por la comisión Europea. Polonia es el primer país en reconocer formalmente la relación entre el maíz genéticamente modificado de Monsanto y las consecuencias devastadoras en las abejas de todo el mundo,  tras la protesta de los apicultores al señalar que este maíz estaba matando a las abejas. En EE.UU las abejas comenzaron a desaparecer un año después de que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) permitiese el uso de los insecticidas  Neonicotinoides de Bayer en el período 2004-2005.



 Más de 40 países, incluyendo Europa, Japón y China ya etiquetan sus alimentos genéticamente manipulados.  Veinte estados de EE.UU tratan de legislar para poner etiquetas a la comida transgénica. Christian Solíz, portavoz de la campaña Etiqueta transgénica o GMOS  en el Sur de California dice que no hay estudios científicos realizados en humanos que prueben las consecuencias de dichos alimentos pero sí está comprobado en animales: “En ratas han demostrado que provocan reacciones alérgicas, infertilidad, deformaciones en órganos internos como el hígado y riñones, células cancerosas y hasta la aparición de pelos en la boca”, asegura.

Chile no permite la producción de productos agrícolas genéticamente modificados pero sí produce semillas transgénicas para la exportación. Bolivia aprobó una ley que pone fin a las operaciones de McDonald´s y Coca-Cola a partir del  21 de Diciembre de 2012. El canciller David Choquehuanca aseguró que la razón para expulsar  las multinacionales de Bolivia es su contenido de sustancias perjudiciales para la salud que podrían generar ataques cardíacos, cáncer y derrames cerebrales. El primer juicio por agroquímicos en América Latina se lleva a cabo en La República Argentina. La denunciante, Susana Márquez, asegura que sus problemas de salud y los de su hija de 7 años, son consecuencia de residir a menos de 100 metros de distancia de un campo agrícola que ha sido fumigado con agroquímicos durante años.




La organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha manifestado que los alimentos transgénicos que se comercializan son totalmente seguros para los consumidores. Muchos científicos creen que la biotecnología podría aumentar la productividad de las cosechas, en general en los países en vías de desarrollo, en un 25% y contribuirá a evitar la pérdida de cosechas una vez recolectadas. Los alimentos transgénicos aumentan su valor nutritivo y los rendimientos de la producción. Los expertos afirman que los alimentos genéticamente modificados  son tan buenos para la salud como los convencionales, Vacas que dan más leche, vegetales resistentes a las plagas, papas que inmunizan contra el cólera, etc.

La organización mundial Greenpeace deja en claro su repudio al maltrato del medio ambiente como así el poner en riesgo la salud humana; pero mientras se haga en ambientes confinados , controlados, sin interacción con el medio y se desarrolle la investigación médica necesaria no se opone a la biotecnología.




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